sábado, 26 de marzo de 2011

Quiero Salir



Quiero salir de aquí. Quiero arrancarme esta piel falsa, desnudarme de las mentiras, y ser quien debo ser. Quiero poder hablar, sin tener miedo de perderme en mis propias palabras, de quedar ciego en mis propias sombras. Quiero salir de aquí. Quiero desgarrar el sudario que me envuelve, que me atrapa. Que me asfixia. La sien me palpita, mis ojos se llenan de sangre y humo y negrura, mi pecho arde, se quiebra, estalla, grita, y yo grito con él. Grito sin aliento, mientras me ahogo. Y caigo, y me rompo. Quiero recomponerme, rehacerme. Quiero reunir cada pedacito de mí y coserlo todo de nuevo. Quiero salir de aquí. Quiero derribar las murallas que me rodean, pared por pared, piedra por piedra, gramo por gramo, átomo por átomo, hasta que desaparezca hasta el último recuerdo de esta asquerosa falsedad. Quiero arañar la tierra, golpear el suelo, morder el sueño, y librarme de la rabia y la bilis que me corren por las venas, que salpican mi saliva y rezuman por mis poros. Quiero salir de aquí. Quiero salir de aquí.
Quiero salir.


Quierosalir.QuierosalirquierosalirquierosalirquierosalirquierOSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROENTRARQUIEROSALIRQUIE

Quiero estar solo.
Quiero que estés conmigo.
Quiero estar solo.

Quiero salir de aquí









Quiero salir de aquí.








Sácame de aquí

sábado, 19 de marzo de 2011

Deshaciendose



Humo. 
Eso es. 
Parece humo rojo subiendo lentamente desde el incensario. Se desliza suavemente, flotando en volutas, deshaciéndose en un suspiro de granate diluido.

Parece una bailarina, moviéndose despacio, entre contoneos, al son de una melodía silenciosa.

O puede que sea una flor. Una flor rubí, abriéndose constantemente, con sus pétalos cayendo hacia arriba y mezclándose con el aire, hasta no ser más que hebras transparentes, flotando hasta desaparecer.

El agua es cálida. El dolor está adormecido. 
Y yo, igual que la sangre que brota de mi antebrazo, me voy diluyendo, deshaciéndome en la oscuridad.

domingo, 6 de marzo de 2011

Muerto


Respiro.

Camino.

Veo, siento, hablo.

Y a pesar de ello estoy muerto. 
Por que ¿acaso puede considerarse vida a una existencia vacua, con la absoluta certidumbre de no significar nada? 
Un cadáver en la piel de un vivo, eso es lo que soy. 
Solo mi mortaja me distingue de los restos podridos de gente que vino antes que yo y que vivió mejor. Oigo mi propio aliento, y me duele saber que existo. 
Irme. 
Salir. 
Olvidarme de todo. 
Volar, soñar, dormir. 
¿Qué sentido tiene mi vida, si disfruto más hasta con mis pesadillas? 
Esta prisión de carne solo me sirve para acumular odio y rencor hacia ella. 
Desgarra, rompe, grita, sangra.