viernes, 17 de agosto de 2012

Cielo estrellado


Veo el cielo estrellado sobre mi.

Un mar negro, una lenta espiral de luciernagas que se despliega, majestuosa,  mas allá de los sueños de los hombres, de los deseos de los dioses.
Esquirlas de plata vibrante, de luz de crista, angeles de nacar y seda.

¿Que pensamientos han poblado las mentes de quien contempló los cielos antes que yo? ¿Sintieron también el asombro, el terror, el absoluto y magnífico éxtasis de saberse parte de una danza universal, de una coreografía ignota, creada en el origen del tiempo mismo?
 ¿O notaron acaso el firmamento abriendose paso por sus ojos, por su mente, hasta alcanzar el yo interno, para darse cuenta entonces de que el cielo, alma e infinito, no son si no distintos aspectos del germen primordial, de la existencia?

Amanece. Las estrellas se apagan. La luz vuelve a cegarnos, impidiendo ver la verdad.