Lo noto. Algo, dentro de mí, intentando salir. Rompiendo palabras y pensamientos a su paso, estallando en escalofríos, rosas de hielo en la piel. Siento una presión en el pecho, y empiezo a ahogarme. Aquello que intenta escapar se pierde entre las palabras que salen de mis labios, pero sigue ahí, luchando por liberarse. Un instinto, controlando cada gesto, cada movimiento, cada sentimiento. Dueño de mi cuerpo, de mis actos. De mi vida.
Ya hace años que me persigue, acechando en cada idea, escapando de vez en cuando, para luego volver a brotar. Como una enfermedad, que tenga que derrotar una y otra vez, solo para volver a sufrir. Y ésta es otra de esas veces. Mi pesadilla particular me vence, llenándome con el impulso de dejarla salir. Y lo ha conseguido, esparciéndose sobre el papel en huellas de tinta, como rastros de sangre sobre un lienzo blanco. Por fin me he librado de esa carga, en forma de palabras. Pero volverá a atenazarme, tarde o temprano. Y entonces volveré a escribir, para continuar con este ciclo sin fin.
sábado, 21 de agosto de 2010
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1 comentario:
Miguel de hoy en adelante me declaro tu fan...(Es que me he leido tu blog de una sola vez pero no queria comentar en todas tus entradas.)
:) Eres grande.
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