sábado, 25 de septiembre de 2010

Ya lo sabes

Hoy, "The Midnight Gazes at You" cumple su primer añito. Yo, en vez de celebrarlo, os dejo un cutrescrito de reserva:

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Avanza, nunca mires atrás.


Dura es la prueba, largo el camino:

Pero nunca debes olvidar

Que siempre estaré ahí, contigo.



Caminamos juntos bajo el cielo

¿Ves las luciérnagas de marfil?

Han bajado aquí, al frio suelo,

Solamente para verte a ti.



La sangre que intentas ocultar.

Esa extraña sombra en tu mirada.

Tanta tristeza, tanto pesar.

¿Me dirás que es lo que te pasa?



Sé que piensas que hemos perdido,

Que al final, te ha vencido el miedo.

Pero sabes que estoy contigo.

Siempre, hasta el infierno o el cielo

Siempre, para poder decirte: “Te quiero”.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Curiosidad

Original en inglés, y la traducción.



Curiosity is the force moving the humanity. The knowledge, the art, the spirit of man itself couldn’t be possible without that marvelous impulse. When we lose interest in everything new; when we stop learning, and enjoying to learn; when our curiosity dies, the humanity within us goes away, leaving behind only a meaningless shell: We might continue breathing, we might continue walking, talking, loving and dying. But we are not humans. Or at least, not something deserving to be called human.

So read a book, listen to different music, learn something new, visit a place you have never been before. Open your eyes and look further than the next Friday evening. Gaze beyond your horizons. And see.







La curiosidad es la fuerza que mueve la humanidad. El conocimiento, el arte, el espíritu mismo del ser humano no serían posibles sin ese maravilloso impulso. Cuando perdemos interés en todo lo nuevo; cuando dejamos de aprender, y de disfrutar aprendiendo; cuando nuestra curiosidad muere, la humanidad dentro de nosotros nos deja, dejando tras de si tan solo un cascarón sin sentido. Puede que sigamos respirando, puede que sigamos caminando, hablando, amando y muriendo. Pero no somos humanos. O al menos, no algo que merezca ser llamado humano.

Así que lee un libro, escucha música diferente, aprende algo nuevo, visita un lugar en el que no hayas estado nunca. Abre los ojos y mira más allá del próximo viernes por la tarde. Observa por encima de tus horizontes. Y ve.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Una Brisa

Hace ya mucho tiempo, me enamore de una brisa.

El hechizo de una sola caricia bastó para convencerme, para que dejara todo lo que tenia, y me lanzara a perseguir mi amor.

Siempre cambiante, siempre veloz, como una luciérnaga que, hipnotizándome con su luz, se me escapara una y otra vez entre los dedos.

La seguí a lo largo del mundo, sobre el mar y la tierra, sin que océanos ni montañas fueran un obstáculo para mí.

Atravesé desiertos buscando su frescor, y recordé su calidez en la tundra helada.

Siempre avanzando, siempre persiguiéndola, siempre sin poder alcanzarla: Pero nunca me cansé, pues una llama encendida dentro de mi alma me impulsaba a seguir, y era al mismo tiempo lo que me daba esperanzas de alcanzar algún día a mi brisa.

¿Al fin y al cabo, no comparten el viento y el fuego su naturaleza etérea?



Probablemente os preguntéis como acaba esta historia.

Yo también, pues aún sigo buscando mi brisa.

Y sé que algún día la encontrare.

Lo sé.

domingo, 5 de septiembre de 2010

El Palacio Colgante

En un lago verde, escondido en el mar de roca y nieve, se alza desafiante una mano de piedra y cristal, en un gesto de desafío, o tal vez de bendición. Sostenido por dos montañas, en las que hunde sus raíces, el Palacio Colgante contempla su oasis de esmeralda.
En sus paredes, ángeles tallados observan el infinito; entre sus infinitos torreones, el viento se pierde en remolinos de un agua invisible; en sus ventanales, el sol se deshace en lanzas de cristal dorado. Sobre sus más altos tejados, los pájaros anidan tranquilos, ajenos a la preciosa escultura que los sostiene, un monumento al tiempo, al aire y a la montaña.
Habitado por mil razas, construido por ninguna, el Palacio permanece, invariable a través de los siglos y de la marea de la vida. Pues eterna es la piedra en la que esta forjado, y eternas son sus estancias bañadas por la luz. Y solo cuando caigan las montañas que lo sostienen, caerá el Palacio Colgante, con todos sus recuerdos; todas sus historias, sobre reyes e imperios, sobre magia y dioses; todos sus habitantes, hombres longevos, vidas demasiado pronto acabadas;
todo el tiempo, en fin, atrapado en el polvo de sus tapices y en los resquicios de sus paredes.